Servicio de caballeros.

Ángel era un caballero.


Uno está hasta los testículos de ser viejo hasta llegar al punto de no poder trasnochar porque a la mañana siguiente hay que tempranar.
Yo, por razones evidentes y otras que no lo son tanto, soy un caballero y un caballero no se levanta antes de las dos de la tarde. Un poeta (sinónimo casi siempre de caballero) no debería tener que trabajar para ganarse la vida, que es un concepto que desprecio ya solo por el hecho de llevar el verbo ganar implicado. Yo soy un fracasado, como debe ser y estoy dispuesto a demostrárselo a cualquiera que lo dude (poeta, anarquista, ateo, feo). El fracaso ennoblece causa. No tengo carisma (cualidad que decora el curriculum vitae de animales como Hitler o Mussolini o Stalin), no tengo arroje, no tengo autoestima, no tengo ambición (palabra de mierda), no soy amable, no tengo corazón (que es una víscera maricona impropia de mi condición de caballero), no quiero competir por nada (concepto inventado por las empresas llenas de hombres aburridísimos con corbata y maletín que hablan en inglés, votan al PP y saben cuánto dinero tienen y cómo lo invertirán hasta el día que se mueran) y así pues, carezco de todas las mal llamadas cualidades que harían de mí alguien de provecho y me enorgullezco de ello. No quiero ser padre de familia ni levantarme para ir a la oficina ni hacerme pajas con sentimiento de culpa ni tener un país mejor. Además, reivindico el derecho a no querer ni ser padre de familia, hacerse las pajas sin el menor sentimiento de culpa, levantarse a la hora que a uno le venga en gana, hacer con la salud individual lo que se quiera y no querer  un país mejor. Yo soy un caballero y un caballero siempre mea de pie, excepto cuando se caga en tu puta madre (frase que se me ocurrió meando en un bar y que inmediatamente apliqué a The Prostiputos porque todos somos unos caballeros).
Lo que quiero decir es que éstas nobles y fuertes convicciones están más o menos marginadas en la sociedad de mierda que vivimos y es por no querer levantarme temprano para ganarme la vida (osease, no querer dejar de ser un caballero ni abandonar mis fuertes y nobles convicciones) que todas las mujeres me abandonan sin darme tiempo a mí a abandonarlas primero.

Nohombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario