De sotanas, curas y otras hiervas.



Estaba yo anoche a eso de las cuatro de la madrugada bien pasadas, por lo que sea, buscando en internet fotos de sotanas de sacerdote y alzacuellos (con fines artísticos) y entre foto y foto iba enlazando con páginas de blogs de curas en los que hablan de sus mierdas de curas y yo que soy una persona curiosa por naturaleza y rata de biblioteca por vocación, chica, que me pongo a leer y resulta que he descubierto que por lo visto hay una revolución entre la curia joven que quieren volver a llevar sotana (curia es la palabra que designa al conjunto de curas, no el nombre de un cura chileno que lo pronuncian todo así raro) porque se ve que eso se perdió a partir de la revolución del 68 ya que era un signo de represión y de intolerancia en una etapa como aquella de libertad y jipis y amor libre y drogaporro y tal y cual y pascual y ahora los jóvenes han decidido adoptar el uniforme otra vez y no vestir de paisanos para que se sepa que son curas y llevarlo orgullosos (que yo no sé de qué se sienten orgullosos, del retraso que han provocado durante 2000 putos años en el avance de la sociedad, pero vamos, mejor, así se les distingue desde lejos y nos da tiempo a esconder a los niños hasta que pasen de largo) y claro, eso choca con la opinión de los viejos que querían ser iguales que el pueblo y pollas en vinagre, que dices tú y para qué quieres saber todo esto, pues chica, no lo sé, pero es lo que tiene el mundo del arte, que uno se entera de cosas random mientras investiga en internet para crear (porque yo soy un creador genial, no lo puedo evitar), pero si de todo hay que sacar tajada, yo saco que como hemos vuelto de forma flagrante al totalitarismo y al fascismo más feroz, esto es otro signo más de los tiempos que corren, donde la derecha se aprovecha del miedo del pobre para volver a sacar ventaja y así cumplir con los ciclos cerrados de la historia de la que tan poco aprende el ser humano, un signo de que los curas ya no tienen que ser iguales al pueblo sino estar por encima de ellos porque son los portadores de la palabra de un dios que no mira por nadie ni le importa el necesitado ni la puta que nos trajo a todos, un signo de que la estupidez y la fe vuelven a estar orgullosas de ir contra el progreso (que valiente cara dura la de alguno que se atreve a llamar al papa ‘moderno’, como si un papa pudiera ser moderno), un signo de que ellos son los que tienen que decirnos a nosotros lo que está moralmente bien o no lo está y un signo de que también tiene que ser bonita la cara que se le queda al empleado de google que me está mirando el historial, sabes, porque un día normal se encuentra búsquedas de fotos de hachas, cuchillos, cucarachas, ratas, amputaciones, mordazas, utensilios de bondageporno gay o sotanas de cura, ese tío está allí en su oficina loquísimo sin saber qué pretendo hacer pero que le cabe un melón por el culo al pobre.

Ya fue.




Cuando me fui, te lo dejé claro.

Yo ya no tengo la culpa de tus dramas 
como armadijos de ratones, 
corazón sin trampa,
hace tiempo que cerré la puerta al salir
(dando un portazo) 
para que no se te escapara el gato, 
me fui a mi casa que no es la tuya 
y a pesar de herpes, úlceras y costras en tu corazón, 
ni me meto popper ni lo necesito
ni te compro los paseos nocturnos por el gótico falso
ni un amanecer más en tu cama 
que parece que atardece
(ni por feos ni por canela en rama).

Que soy un genio me queda claro
y me lo recriminas
cuando se tercia
como si la causa de tus males fuera esa
y tus penas,
desengáñate, no es para tanto.
No te deseo que seas infeliz y desgraciado 
ni que cantes bajo la lluvia, 
lo mismo me da lo mucho que lo poco.
Mi frialdad, mi indiferencia, no es desamor
ni quiero nada ni te lo ofrezco,
ni te echo de menos ni de más
ni cuando estoy cagando.
Esta lidia es tu alternativa y yo no soy el toro
ni tu apoderao,
estás en la arena tú solo
y yo no te miro ni desde las gradas
apañártelas con la faena.

Has de aguantar tu soledad
como bien puedas, 
échale un par.
Yo, a porta gayola, a la mía
(que no me estorba ni para fregar)
la sacrificaré


pintando.