Dios no existe.

Y hoy os voy a contar por qué dios no existe, por qué soy ateo y antidios. Por qué no solo dios no existe, sino que no puede existir.

Que dios no existe es innegable: solo existe lo que es empíricamente demostrable y de hecho según el método científico y la lógica humana, no es necesario demostrar la inexistencia de algo. Esto significa que frases como ‘demuestra que no existe’ o ‘solo hay que tener fe’, son de una imbecilidad flagrante. La fe no es un argumento y la inexistencia de dios se demuestra sola: solo es lo que existe y solo existe lo que es. No existe y punto, sostener lo contrario es una cobardía o una desfachatez, alimentadas ambas por la debilidad mental o ‘de espíritu’.

O digámoslo de otra forma, dios existe pero solo es un personaje de ficción. Esto es:
Hagamos una analogía con Harry Potter, para sus seguidores se crean miles de historias, merchandinsing y demás productos de consumo. A los fans de Harry Potter su ídolo imaginario los hace evadirse de la mierda que es el mundo, les hace la vida más amena y llevadera, más fácil. De alguna manera, por tanto, se puede decir que creen en él a la manera que un católico cree en dios, para encontrar alivio existencial, con la diferencia de que el fan de Harry Potter no irá proclamando la existencia de su ídolo con la cabeza bien alta ni denunciando a los demás por ofensa a sus sentimientos religiosos porque él sabe que su ídolo no existe y que cuando cierra el libro, apaga la peli o se quita el disfraz, sigue estando solo en este mundo, que morirá solo y que no existe un cielo de Hogwarts para el consuelo de su mente mortal y se lo asume como puede; la vida no tiene sentido ni falta que le hace.

Creeer en dios es, por tanto, un acto de cobardía y de estrechez mental. Un infantilismo que se cura cultivando la mente, estudiando, reflexionando y dejando de temer a la muerte y al sentido de la vida. Estamos en el siglo XXI, los tiempos en los que dios era necesario para explicar las cosas, han pasado. Somos una sociedad adulta, dios no nos tiene que enseñar qué está bien o qué está mal o cómo debemos comportarnos: papá y mamá han muerto, debemos afrontar el mundo con nuestras propias armas, hay que abandonar el victimismo infantil.

Y ahora imaginaos un mundo sin la moral judeocristiana (o la musulmana o cualquier otra religión opresora, todas lo son) castrándonos mentalmente. Imaginaos por ejemplo, un mundo en el que la humildad no fuera una virtud impuesta (bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la Tierra) por las religiones para obligarnos a agachar la cabeza por miedo de mirar a dios a los ojos, un mundo en el que el orgullo de nuestro trabajo bien hecho y nuestras cualidades hiciera que avanzáramos en la vida y nos diera libertad. Imaginaos un mundo en el que la religión no infiltrara su poder en todos los gobiernos del planeta. Una sociedad sin esa gran máquina de propagando homófoba y machista que es la religión. Un mundo en el que el aborto solo fuera cuestión y decisión de quien lo gesta o la eutanasia solo fuera cuestión de quien sufre o su familia, en el que las células madres salvaran vidas. Un mundo en el que les niñes no vivieran una infancia de opresión sexual cuyas secuelas psíquicas arrastraran toda la vida. En el que no se nos inculcara que la mujer es inferior y un objeto. Imaginaos un mundo en el que la religión no fuera la base del sistema heteropatriarcal, en el que no nos oprimiera sexualmente, en el que fuéramos libres. Un mundo en el que nadie sufriera la opresión que nos marca nuestra moral creada por las religiones y que impregna toda la sociedad, en el que las violaciones no fueran un producto de eso. En el que la diferencia se respetara y nadie fuera señalade por voluntad divina. Imaginaos un mundo en definitiva, en el que 2018 años de opresión de moral católica no hubiera retrasado los avances científicos y sociales, los derechos humanos, la tolerancia y la filosofía.

Por esto cagarse en dios y en la virgen santa y su puta madre no solo no representa ningún tipo de delito (al igual que si te ríes de que alguien se monte en una escoba para jugar a quidditch con sus amigos frikis en el parque tampoco lo es), sino que es completamente necesario para acabar con él y todo lo que conlleva, para avanzar y dejar la estupidez humana atrás. Porque no solo las creencias de los demás no son respetables, sino que nos afectan a todos y mantienen nuestra sociedad anquilosada. Porque en 2018 pasan cosas como lo de la no aprobación de la ley del aborto en Argentina, la encarcelación de ateos en España, los buses de ‘Hazte oír’ con mensajes de odio contra la gente trans o el castigo público contra homosexuales en Indonesia y detrás de todo eso está la religión y su moral estúpida basada en una fantasía.

El delito contra los sentimientos religiosos es el nuevo nombre que se le da a la blasfemia y a la herejía, esas cosas por las que en la Edad Media la Inquisición quemaba a la gente. Es la nueva forma para llamar sin sentir vergüenza a algo tan estúpido y retrógrado que hay que cambiarle el nombre para no tener que taparse la cara del bochorno porque ya no estamos en la Edad Media. Por todos estos motivos creer en dios no solo no es legítimo no respetable, sino que es una falta de respeto a la razón y a la inteligencia humana, al esfuerzo de la humanidad por avanzar. Por estos motivos cagarse en dios padre omnipotente no solo no es un delito sino que es un ejercicio inteligente y necesario.

Es aplicable también, por supuesto, todo lo anteriormente escrito a fantasmas, energías, horóscopos, destinos, karmas y demás estupideces espirituales se llamen como se llamen y provengan de donde provengan.


Salud y libertad.