Para Alberto Claver, porque lo amo.



Compadre,
date cuenta de que eres lo mejor
y más destacado 
(dentro de tu generación),
de la noble y laureada casa okupada
por los poetas mediocres 
(que no malos),
¡benditos mártires que tanto nos han dado!
Permíteme decirte también, sin faltar
y desde el amor que te profeso,
(o faltando, qué cojones),
que no todo tuyo es el mérito;
ambos sabemos y vamos a confesar, 
que los otros lo están haciendo tan mal
que casi te han regalado los galones.
Pero quién dice además, 
que los poetas tengan que ser exitosos,
guapos y pintones
para más follar;
has de amar el fracaso como a una madre
y las palabras te servirán
como los abdominales y los biceps 
para acostarte con menganos y menganas
sin varices, 
guapas y lozanas
sin tener que sudar en el gimnasio
(la salud es mala para la salud)
ni tener que dejar el alcohol, el tabaco 
o los porrazos.
Que a ti te funcione pocas veces
y en contados casos
no es problema tuyo ni de tu carisma,
te lo aseguro yo desde mi abrazo,
sino de las cortas luces de las mismas.