La canción de desamor de los amigos.


Para sentirse bien después del amor
(que es imposible)
hay que secar al sol las humedades,
barrer la casa de puertas a la calle,
saquear el Bar Deliriums Tremens con amigos,
sacar en procesión la corona de espino,
cambiarse de gafas y de calzoncillos,
romperlo todo, llevarse la vida por delante,
cortarse las venas por lo sano,
mentar la soga en casa del ahorcado,
asesinar al rey de Puerco Rico,
inventarse la mitad lo de que no ha ocurrido,
parir sin epidural la canción de los desesperados,
cortar el bacalao de lo que pudo ser y se ha perdido,
cambiarse de mano en mano los anillos.
Escribir los versos más tristes esta noche
para nada que, frente a sus caderas, sea efectivo,
y sus tetas y sus besos y su olvido
o el recuerdo de todo eso menos de su olvido
porque, pese a todos los esfuerzos,
hacen que nada sirva de consuelo ni de alivio.

Chau.

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