Se avecinan malos tiempos.

Se avecinan malos tiempos
(otra vez),
a mi puerta han llegado ya
y traspasado las jambas
del corazón
y el sentimiento, 
hace días que conviven conmigo, 
se acuestan en mi cama
desordenada y sucia
conmigo 
y mi aliento etílico, 
con mis lágrimas y mis ganas de vomitar
la malograda felicidad
sobre dios y su corte.

Yo me creí en algún momento
que nunca más iban a volver, 
pobre de mí.
Lo que no se cuida como se debe
se pierde, 
se pierde en el tiempo
y en la distancia, 
abandona el corazón
la dicha
y solo deja vinagre, espinas, 
sosa cáustica, veneno,
disentería.

La belleza me abandona, amigos míos, 
y deja paso a la soledad
-que nunca se alejó demasiado-
al llanto, a la desdicha,
al desatino.
A las noches frías sobre la almohada,
al olor a establo y aguarrás.

Cómo voy a trabajar
si ya no me quedan manos más
para agarrar el pincel y mi alma,

el talento.

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