Ya fue.




Cuando me fui, te lo dejé claro.

Yo ya no tengo la culpa de tus dramas 
como armadijos de ratones, 
corazón sin trampa,
hace tiempo que cerré la puerta al salir
(dando un portazo) 
para que no se te escapara el gato, 
me fui a mi casa que no es la tuya 
y a pesar de herpes, úlceras y costras en tu corazón, 
ni me meto popper ni lo necesito
ni te compro los paseos nocturnos por el gótico falso
ni un amanecer más en tu cama 
que parece que atardece
(ni por feos ni por canela en rama).

Que soy un genio me queda claro
y me lo recriminas
cuando se tercia
como si la causa de tus males fuera esa
y tus penas,
desengáñate, no es para tanto.
No te deseo que seas infeliz y desgraciado 
ni que cantes bajo la lluvia, 
lo mismo me da lo mucho que lo poco.
Mi frialdad, mi indiferencia, no es desamor
ni quiero nada ni te lo ofrezco,
ni te echo de menos ni de más
ni cuando estoy cagando.
Esta lidia es tu alternativa y yo no soy el toro
ni tu apoderao,
estás en la arena tú solo
y yo no te miro ni desde las gradas
apañártelas con la faena.

Has de aguantar tu soledad
como bien puedas, 
échale un par.
Yo, a porta gayola, a la mía
(que no me estorba ni para fregar)
la sacrificaré


pintando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario