Solo queda resignarse.


Hay tantas mujeres guapas en el mundo
necesarias para que la vida continúe...
y sin embargo es imposible.

Hay que mantenerse célibe de esas mujeres
y alejado de sus camas y sus caricias
aunque duela de una manera terrible
como una bala encajada arriba o abajo,
dios sabe qué débil es el hombre.
Solo puedes mirarlas desde lejos (de arriba a abajo)
y llorarlas sin que la sangre llegue al río,
sonreírles muy leve si te sientes con fuerzas,
darles fuego o un cigarro si lo piden,
pero nada más, ni siquiera oler sus carnes.

Es complicado vivir así, intentado
olvidarte de ellas y subsistir íntegramente.
Porque claro, a uno le inculcaron unos valores
y prejuicios, una moral pasada de moda
y esos traumas pesados e infranqueables;
no se puede hacer daño a gente necesaria
y a mujeres guapas solo por un escote
(y un coño y unas piernas y un alma y la mente
y todo eso que viene detrás del escote y no es solo el escote,
pero eso digo, no se puede).

Ya se sabe de sobra que estas palabras
son holgadas y a cualquiera le quedan grandes,
que solo reflejan la mitad del problema moral
que se plantea, pero qué débil es el hombre siempre
y qué pocas subvenciones da el Estado.

Aún así, me sereno y pienso que mi felicidad diaria
no nace de estas cosas y analizo estas palabras
y me resigno y me olvido de esas mujeres
(ay, si pudiera olvidarlas para siempre)
y me doy cuenta de lo débil que es mi carne
y lo buenas que están esas mujeres
y el trabajo que me cuesta resignarme.

Chau.

http://www.youtube.com/watch?v=UpMZRNqxq2Q

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