Esperanzas en mí depositadas.

Un cochino sin dobles interpretaciones.

Todos sabemos
de qué estoy hecho.
Con veintidós años por detrás
y por delante un do de pecho,
grito en el cielo por
derecho al despecho que aprovecho
por desecho
más o menos legítimo,
para gritar nada
a nadie o miento.
No te miento, qué esperabas, corazón,
con veintidós años,
un pasado disperso
y un futuro incierto,
con convicciones
y convencimientos absurdos,
sin ilusiones,
sin ser amigo de la revolusión
ni del queso fresco,
sin mirar el tiempo
meteorológico.
Todos sabemos
de qué estoy hecho,
con mis veintidós años por detrás
que lo demuestran,
todos lo sabemos
menos yo.

Chau.

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